"¿Se ha puesto alguna vez las gafas para tratar de oír mejor? Tranquilo, lo que pudiera parecer un gesto absurdo puede reflejar bastante fielmente lo que ocurre en nuestro cerebro cuando percibimos nuestro entorno. De hecho, lo que vemos influye sobre lo que oímos y ver a la persona que nos habla al parecer “mejora” la calidad del sonido que percibimos hasta en 15 decibelios. Y es que la integración de las distintas modalidades sensoriales (vista, oído, tacto) es algo habitual que puede mejorar la detección y discriminación de lo que ocurre alrededor. Pero también puede conducir a distorsiones, como en el caso de ilusiones multisensoriales, como resalta una investigación del Instituto Karolinska liderada por Henrik Ehrsson, que se publica en el último número de “Current Biology”.
Y no sólo lo que vemos puede confundir al cerebro, sorprendentemente también lo que imaginamos puede darnos una visión un tanto sesgada de la realidad. Eso es precisamente lo que demuestran los investigadores suecos modificando tres conocidas ilusiones preceptuales: las denominadas del ventrílocuo, de McGurk y de cruce-rebote, en las que la información sensorial procedente de un sentido cambia o distorsiona la percepción de otro sentido (...)"
Ver en ABC.
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