"Como si se tratase de interferencias radioeléctricas, los sonidos corporales percibidos por Rachel Pyne le resultaban ensordecedores e inevitables. Sus pasos retumbaban a través de su cabeza como truenos. Podía percibir el golpeteo de los latidos de su corazón, la digestión de su comida, e incluso el desplazamiento de sus ojos.
Empezó a oír los sonidos internos de su cuerpo en marzo del pasado año. Pyne empezó asimismo a perder su equilibrio y a sufrir mareos y náuseas. No pasó mucho tiempo antes de que sus síntomas afectaran a cada aspecto de su vida. “No podía dormirme. Me tumbaba ahí y deseaba que mi cabeza dejara de dar vueltas”, recuerda. “Había un caos en mis oídos”.
A sus 27 años, Pyne, fotógrafa de Merrillville, Indiana, Estados Unidos, desarrolló un raro trastorno conocido como síndrome de dehiscencia de canal semicircular superior.
Dicho de manera simple, el síndrome consiste en un agujero que se desarrolla entre el oído interno y el cerebro, con toda una serie de efectos que se experimentan con gran protagonismo de las señales auditivas.
Debido a que es un trastorno tan raro, y que afecta a apenas una persona por cada medio millón, los pacientes a menudo ven a varios médicos antes de recibir el diagnóstico correcto, si es que llegan a recibirlo. Pyne fue examinada por al menos nueve médicos y especialistas de todo el país, la mayoría de los cuales atribuyeron sus síntomas a migrañas.
(...)"
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