"Aunque a veces el diálogo entre humanos resulta imposible, siempre vale la pena intentar hablar con un loro.
Hasta 1980 se creyó que el lenguaje de los loros era meramente imitativo, pero las investigaciones de Irene Pepperberg con Alex, un loro gris africano, demostraron que los ejemplares de esta especie pueden usar el lenguaje referencialmente, como los seres humanos. Interesada por el caso de Alex, Aimée Morgana empezó a entrenar su propio loro para descubrir que no sólo era capaz de expresar opiniones, sino que podía leer su mente, aun cuando ella dormía (!?)(...)"
Ver aquí.
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