"Steve Crecelius era un hombre felizmente casado y con hijos hasta que un buen día le contaron que, en realidad, era una mujer. De hecho, estaba con su esposa Debbie cuando recibió la noticia. Habían ido a recibir el resultado del ultrasonido realizado por una piedra en el riñón y lo que les dijo el médico cambiaría para siempre el matrimonio que formaban desde hacía 25 años.
"Me dijo, Usted es una mujer", recuerda hoy Steve. Algo más específico sería llamarle intersexual: ha nacido con una mezcla de rasgos sexuales en su anatomía, así que no se le puede clasificar como una cosa u otra. En el caso de Steve, sus órganos sexuales externos eran los masculinos. Pero, internamente, eran femeninos.
Para la pareja de Colorado (Denver, Estados Unidos) fue de esas noticias que lo cambian todo, pero que en el fondo ya sabían. Una vez en casa Debbie le confesó que siempre había pensado que tenía rasgos de mujer. Y él confesó que de pequeño se vestía con la ropa de su madre porque se sentía cómodo con ella.
Era el fin de 40 años de esconder su verdadera identidad. Lo suyo no era como los transexuales, que tienen que someterse a varias operaciones para cambiar su sexo y su físico. Él ya era una mujer. Los dos rompieron a llorar. Y entonces Debbie se lo llevó de compras. Quería comprarle su primer sujetador."
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