Esta imagen bien podría tratarse de un fotograma de una película de vampiros, pero es real como la luz del sol. Ocurrió hace apenas 5 días en Ciudad Quezón, en Filipinas, y muestra el preciso momento en que una mujer se encara con un perturbado que, mostrando los dientes y los ojos desorbitados, llevaba ocho horas con un punzón picahielo en la garganta de su joven rehén, en un calvario que parecía que sólo podía terminar en tragedia.
Pero a pesar del terrible peligro para la vida del niño de nueve años de edad, Mark Jason Pineda, la valiente mujer se mantuvo sorprendentemente tranquila y fue capaz de acercarse con su crucifijo para distraer al secuestrador, calmándole y ofreciéndole una botella de agua (no bendita, pero fresca), lo que a la postre permitió la entrada la Policía y la detención de Reimer Parparan, de 24 años (...)"
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