"El galo Frank Lecerf, de 36 años, vivió una verdadera pesadilla tras salir de comprar el pan en un supermercado de su ciudad natal, Pont-de-Metz. Una vez al volante de su Renault Laguna III, descubrió que no le funcionaban los frenos.
Cada vez que intentaba parar el coche, el vehículo en cambio se aceleraba. Lecerf se dio cuenta de que ya había alcanzado unos 200 kilómetros por hora. Llamó a los servicios de emergencia y, afortunadamente, la Policía pudo responder con rapidez. Cortó los accesos a la autopista por donde iba y redirigió a los demás automóviles a otras carreteras. También alertó a casetas de peaje para que levantaran sus barreras de golpe para que no impidieran el paso de Lecerf y envió varios autos a escoltar al hombre.
Un técnico de Renault se puso en contacto con el joven para intentar resolver el contratiempo, pero no logró ayudarle. El conductor logro aparcar accidentadamente cuando dirigió su bólido a una zanja tras agotarse la gasolina. Sucedió ya en territorio belga, en las proximidades de la ciudad de La Panne. Lecerf, quien padece de epilepsia, fue hospitalizado tras el accidente ya que durante la carrera sufrió dos ataques.
"Mi vida pasó ante mí", cuenta el conductor que ahora ya ha sido dado de alta. Comenta que tiene planeado demandar a Renault por poner su vida en peligro. Detalla que hace tiempo los técnicos de la empresa inspeccionaron su Laguna ya que el auto -que está adaptado por el problema de Lecerf, es decir, tiene los controles del gas y los frenos incorporados en el volante- había fallado: se le atoraba el botón de control de velocidad. Los técnicos tardaron unos días en reparar la imperfección y luego devolvieron el coche a Frank, asegurándole que estaba apto para su utilización (...)"
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