"Suena un quinteto para piano de Schubert. Los ratopines rasurados corretean sin parar por un laberinto de cemento moldeable. La música cambia a una ópera de Donizetti. Dos bichos se encuentran frente a frente en un túnel estrecho. Sólo cabe uno. Es un sistema de castas. Sin lucha, el inferior deja que el dominante le pase por encima. Y suena Chopin.
Así han vivido desde 2008 los primeros ratopines rasurados que llegaron a España. "Les ponemos Radio Clásica porque los manuales de manejo recomiendan que se acostumbren a un sonido familiar", explica Agustín López Goya, director de Biología de Faunia, el parque zoológico madrileño donde se exhiben los ratopines. Llegaron diez desde el Zoo de San Diego (EEUU). Ahora son 28. "Desde que se estableció el grupo no ha muerto ninguno", subraya López Goya.
No es extraño. El ratopín, también conocido como rata topo desnuda africana, es un animal milagroso. Vive bajo los pies de millones de personas que sufren hambruna, en Somalia, Etiopía y Kenia. Pero el ratopín no muere tan fácilmente. Parece inmune al cáncer. Además, es el matusalén de los roedores. Un ratón, de tamaño similar y con el 98% de los genes idénticos, vive unos tres años de media. El ratopín alcanza los 30 años. Y soporta el ácido sin dolor. Y el picante extremo de una guindilla. Vive en un mundo subterráneo con muy poco oxígeno y una sobredosis de CO2. Tan pancho. Y es el único mamífero conocido que es eusocial, como las hormigas y las abejas (...)"
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