"Vivo o muerto, en el siglo XIX o en el XXI, vestido de pie o en la yacente desnudez de sus huesos, Agustín Luengo Capilla siempre fue un hombre asombroso, un gigantón que paseaba entre caras de sorpresa sus 235 centímetros de altura (veinte más que Gasol) por aquella España decimonónica de gentes pequeñitas, donde la talla media rondaba el 1,60 (hoy, es de 1,73).
Cuentan de Agustín, que nació en 1849 en la Puebla de Alcocer (Badajoz) y murió 26 años después en Madrid, que en su casa tuvieron que abrir un butrón en la pared para que pudiera dormir con las piernas totalmente estiradas. También cuentan que en aquella España pueblerina que se reía de las malformaciones (y pagaba por verlas), el amigo Agustín se ganaba la vida en uno de aquellos circos de monstruos con enanos, mujeres barbudas y hombres elefantes, tan del (mal) gusto de la época.
Su número, que se anunciaba como una de las mayores atracciones, consistía básicamente en mostrarse tal cual era y pasear bien cerca del público para que niños, mujeres y hombres se deleitaran con su anatomía exagerada (...)"
Ver en ABC.
jueves, 22 de noviembre de 2012
Agustín Luengo, "El gigante extremeño"
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