"Un pitido misterioso ha llevado a una pareja de jubilados al “borde de la locura”, después de verse obligados a destrozar varias paredes de su casa para buscar el origen. Paul Henry, y su esposa Jeanette, incluso inspeccionaron uno a uno los juguetes de sus nietos, pero no pudieron localizar el incesante y evasivo sonido, que desde que comenzó les ha causado insomnio a ambos.
La señora Henry, de 68 años, afirma que se quedó “absolutamente sorprendida” cuando encontraron al culpable: un detector de humo de 10 años de edad, que estaba escondido en un viejo escritorio. La pareja de jubilados, que empezaron a escuchar los pitidos hace un año, habían llamado a varios electricistas tratando de encontrar la causa, pero no hubo manera.
Aunque el ruido se detuvo finalmente en el verano, al regresar de unas vacaciones de dos semanas descubrieron que no había desaparecido, sino que ahora sonaba cada 30 segundos, de noche y de día.
Y ante la desesperanza decidieron seguir la solución final que les ofreció uno de los electricistas, que señalaba a algún tipo de alarma colocada entre dos paredes de yeso, por lo que abrieron varios grandes agujeros a golpe de maza…sin ningún resultado.
Finalmente el Sr. Henry, de 67 años, decidió apagar todas las luces de las casa y tratar de localizar el sonido en la oscuridad. Y así, siguiendo el pitido, llegó a un mueble de cajones justo debajo de uno de los agujeros; cuando Henry abrió una caja sobre el mueble, el sonido se hizo más fuerte.
Efectivamente, era una vieja alarma de humos a la que la batería se le había agotado y que pitaba implorando una recarga desde detrás de unos papeles."
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