"Los ladrones de cuerpos meets El Gran Hermano. El gobierno de Gran Bretaña acaba de pedir perdón a las familias de los 76 trabajadores de centrales nucleares del país que murieron entre 1960 y 1991 y cuyos órganos fueron extraídos secretamente. Los corazones, pulmones y otros órganos vitales de los cadáveres fueron sometidos a pruebas, la mayor parte de las veces sin el conocimiento de sus familiares, que enterraron o cremaron cuerpos incompletos. En ocasiones, los médicos sustituyeron los huesos de los fallecidos por palos de escoba para aparentar normalidad en el cadáver.
Los hechos han salido a la luz gracias a la investigación llevada a cabo durante tres años y medio por Michael Redfern, y cuyos resultados han sido adelantados por el diario Telegraph. El periodista investigó hace una década el robo de partes corporales infantiles en un hospital de Liverpool.
El responsable médico de la central nuclear de Sellafield, donde trabajaban 42 de los empleados, estableció acuerdos informales con una red de patólogos para facilitar la obtención de los órganos. Los médicos involucrados en el escándalo ignoraron sistemáticamente las normativas gubernamentales sobre el particular.
Aparentemente, la intención de las centrales nuclear era asegurarse de que no podría establecerse ninguna relación entre la muerte de los trabajadores y su actividad laboral. Sin embargo, el hallazgo va a tener un efecto boomerang sobre los responsables. Según informa el diario, la hija de un empleado fallecido por leucemia en 1971, a la edad de 36 años, va a solicitar que se reabra el caso, en búsqueda de responsabilidades penales por aquella muerte."
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