"El 30 de junio de 1908, una poderosa explosión rompió los cielos de Tunguska, una remota región de Siberia. La explosión, de hasta quince megatones, mil veces más potente que la bomba de Hiroshima, derribó cerca de 80 millones de árboles en un área de 2.000 km cuadrados y tumbó carruajes y personas a 500 km de distancia. Un puñado de vecinos de las localidades cercanas fueron testigos del evento, que provocó, según los registros históricos, una muerte -solo una, porque la zona estaba prácticamente deshabitada-. Durante varias noches después, una extraña luz iluminó el norte de Europa y Rusia.
Los científicos creen que el culpable de lo que se conoce como el "evento Tunguska" fue un cometa o un asteroide que impactó contra la atmósfera de la Tierra. Al hacer contacto, la roca estalló en mil pedazos, lo que podría explicar el motivo por el que no dejó un gran cráter en el suelo. Pero un suceso así habría provocado una ducha de meteoritos. ¿Por qué nunca se ha encontrado ninguno? Andrei Zlobin, de la Academia de Ciencia de Rusia, cree haber sido el primero en descubrir el tesoro.
Zlobin ha encontrado tres rocas de la región de Tunguska que parecen ser meteoritos (...)"
Ver en ABC.
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