Comprar una vivienda es una actividad que requiere grandes dosis de especialización inmobiliaria para los chinos. No sólo tiene que satisfacer cualidades estéticas u otros factores prácticos como localización, precio y distribución de las habitaciones. Tampoco puede desobedecer algunos de los principios básicos del feng shui y hay que evitar a toda costa la cuarta planta o derivados del cuatro (el número cuatro se pronuncia en chino igual que la palabra "muerte").
De ahí, que las denominadas hongza -propiedades donde se han producido muertes no naturales tales como suicidios y asesinatos- no encuentren aceptación alguna por parte de los hongkoneses (y chinos en general), amantes de todo tipo de supersticiones. En cantonés hong equivale a muerte, asesinato y violencia, mientras que za significa vivienda.
Sin embargo, y debido a la incesante escalada de precios en el mercado inmboliario de la ex colonia británica, los hongza se están convirtiendo en una opción cada vez más atractiva en la que invertir, sobre todo entre los occidentales, menos dados a las supersticiones espirituales (...)"
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