"Cuando la madre de Gore Otteson vio a su hijo de dos años de edad boca abajo bajo el agua, creyó que moriría. El pequeño estuvo sumergido durante 25 minutos en el agua congelada y, aunque la familia y los médicos trataron de reanimar al niño, sus posibilidades de supervivencia eran de menos de un uno por ciento. Sin embargo, aunque el corazón del bebé dejó de latir durante casi una hora, no sólo ha sobrevivido, sino que el pequeño goza de buena salud (...)"
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