"La burbuja inmobiliaria ha hecho emerger en Hong Kong un mercado de viviendas "visitadas" por los fantasmas de sus antiguos ocupantes, muertos en circunstancias trágicas, que son vendidas mucho más baratas porque pocos las quieren.
Según creencias populares en Hong Kong, el fantasma de una persona que se suicidó o fue asesinada sigue viviendo en la casa que ocupaba cuando estaba vivo, provocando la desgracia de los nuevos ocupantes de la vivienda. La ley obliga a brindar a los posibles compradores de una 'casa embrujada' ('hongza' en cantonés) detalles sobre lo ocurrido en la misma.
Pero hay quien no le tiene miedo a los fantasmas. Así, los inversores inmobiliarios se mantienen al tanto de este tipo de tragedias, con el fin de aprovechar la bajada de precio de la vivienda, en una región en la que alojarse cuesta caro.
Las casas "embrujadas" suelen venderse entre un 20% y un 40% más baratas que una vivienda equivalente en la que no hayan tenido lugar tragedias de este tipo (...)"
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