"Una de las peticiones más excéntricas en un testamento ha sido finalmente cumplida cuando una mansión que permaneció cerrada por gran parte del siglo XX reabrió sus puertas al público.
Maison Mantin fue regalada a la ciudad de Moulins, en Francia central, por Louis Mantin, en un testamento escrito meses antes de su muerte en 1905. El dueño, que había heredado varias propiedades, murió a los 54 años, sin hijos y soltero, justo ocho meses después que su casa fuese completada.
El regalo venía con una sola condición, a pesar de los rumores que Mantin habría exigido a la ciudad que la casa estuviese cerrada durante 100 años: que la mansión debía ser reabierta como un museo un siglo después de su muerte. Si la propiedad permanecía cerrada por más tiempo, la mansión podría volver a cualquier pariente del fallecido.
"Mantin estaba obsesionado con el pasar del tiempo y con la muerte", dice Maud Leyoudec, asistente al curador de arte de Maison Mantin. "Él quería que la casa no tuviese cambios, como una cápsula del tiempo para generaciones futuras, así podrían saber como un cabellero de la burguesía vivía a inicios del siglo XX".
La mansión se convirtió en un museo poco después de la muerte de Mantin, sin embargo el interés era poco y la mansión cerró sus puertas. Por la gran parte del siglo, aún con dos guerras destructivas cerca de la edificación, la mansión permaneció cerrada, intacta, con una presencia misteriosa a la sombra de la catedral de Moulins.
Varios rumores circularon que una colección de esqueletos estaba almacenada dentro de la casa, pero la mayor parte de los vecinos simplemente le dieron la espalda a la imponente propiedad. Aún cuando los alemanes ocuparon Francia durante 1940, la propiedad se mantuvo ilesa de cualquier daño (...)"
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