"Lo que estaba llamado a ser el momento más feliz de su vida se convirtió en una pesadilla macabra. Un hombre de 58 años consiguió en una subasta un piso en Sintra (Portugal) a precio de ganga: 30.000 euros. Cuando acudió a tomar posesión encontró en el suelo de la cocina el cadáver en avanzado estado de descomposición de la anterior propietaria, Augusta Duarte Martinho, que llevaba muerta desde 2002 y el de su perro y dos canarios, todos ellos fallecidos por las mismas fechas.
Los vecinos de la finca reconocen que extrañaron a la anciana, que tenía 88 años en el momento de su deceso, pero que no llegaron a darse cuenta del olor de los cadáveres porque la ventana de la cocina estaba abierta y ventilaba la casa.
El “afortunado” nuevo propietario de la vivienda acudió con una comitiva formada por un policía, un funcionario de Hacienda y un cerrajero, este último con el mandato de tirar la puerta abajo. Pero la puerta no se abrió a la primera, sino que una cadena de seguridad la sujetaba. Evidentemente, alguien había cerrado por dentro.
La propietaria original de la vivienda, Augusta Martinho, yacía muerta en el suelo de la cocina. La policía tiene que determinar ahora si murió por unas heridas autoinfligidas accidentalmente o cometió suicidio. La mujer vivía sola y no se le conoce familia. Una vecina entrevistada por el diario portugués Público contó que denunció la desaparición de Augusta tres meses después de dejar de verla en la escalera pero que la policía no fue capaz de forzar la puerta de la vivienda (...)"
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