"El ayuntamiento de Auckland (Nueva Zelanda) tiene entre manos un ambicioso proyecto para despejar el tráfico en la ciudad. Un túnel de ferrocarril, que costaría 2.600 millones de dólares, destinado a acabar con los atascos y fomentar el uso de la red de trenes. El plan ya estaba cuidadosamente diseñado, y el consistorio listo para aprobarlo. Pero en su camino se ha interpuesto Horotiu, un legendario monstruo de los pantanos.
Horotiu, según las creencias de los indígenas maoríes, es un taniwha. Esto es, una criatura con forma de tiburón gigante o ballena que habita en lo más profundo de mares, ríos y lagos, perteneciente a la clase de los katiati: guardianes protectores de gente o lugares, y por tanto muy respetados en el culto maorí. Sin embargo, según advierte Glenn Wilcox, miembro del Consejo Estatutario Maorí —que vela por los derechos de los indígenas—, la benevolencia de Horotiu puede revertir si se le enfada: «Los "katiati" protegen a la gente. Pero también se levantan y te muerden si no les gusta lo que estás haciendo» (...)"
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