“¿Estás en casa? ¡Porque voy volando!”. Estas fueron las últimas palabras de Konrad Schmidt, un suizo de 47 años que en la tarde del sábado lanzó una avioneta alquilada contra la casa de su madre en la aldea de Oberhallau con la intención de asesinarla y morir él en el intento. El segundo objetivo lo logró, mas no así el primero, en tanto la mujer –Rosemary, de 68 años- estaba en el sótano cuando tuvo lugar el impacto, descrito por los vecinos como un “11-S en miniatura”.
Schmidt, hijo de un piloto de Swissair que nunca estaba en casa y piloto aficionado él mismo, alquiló el sábado por la mañana una nave Diamond DA42. Durante la tarde sobrevoló tres veces la casa de su madre, lo que en principio descarta que se tratara de un accidente. A la tercera tuvo lugar la fatídica llamada por el móvil y la caída en picado contra la casa, que produjo una gran explosión y un incendio.
Cuando las llamas se redujeron los vecinos acudieron al rescate de Rosemary, que se encontraba en el sótano de la casa, en estado de shock (...)"
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