"Veronica Pratt, una anciana galesa de 82 años amante de los enanos de jardín, tuvo muy claro cuál sería la última petición que haría antes de morir: quería que su colección de gnomos, esos que durante todas su vida habían alumbrado su entrada casa, también iluminaran con sus mofletes sonrosados su salida de este valle de lágrimas.
Para ello dejó dicho a sus familiares en el lecho de la muerte que su colección de 30 enanos de jardín serían los que formarían el cortejo fúnebre que la escoltaría hasta el cementerio. Veronica murió y la familia se encontró con el papelón.
Como colocar 30 gnomos de jardín a lo largo de una calle podía resultar contraproducente para la integridad cerámica de los adornos, la familia decidió desparramarlos todos por una rotonda por la que pasaría la caravana fúnebre.
Esa rotonda era la favorita de Verónica, según su hijo Alan, especialmente en primavera, cuando se llena de narcisos. Ese sería el mejor lugar para que los enanos de Veronica descansaran hasta que las ramas de los setos los enterraran en la noche de los tiempos.
Pero ni tanto, pues los gnomos han durado bien poco. La municipalidad del consejo de Pembrokeshire, donde residía la finada, los ha retirado de la rotonda alegando que suponen un peligro para la seguridad vial, ya que los conductores se distraen al ver a extraños seres mirándoles desde la hierba cuando llegan a la intersección.
La familia de la señora Pratt afirma que fue muy triste ver como los operarios dejaban limpia la rotonda de gnomo y paja. “Era lo que ella quería y nos sentimos felices por haberlo hecho. Mamá tuvo una vida muy larga y viajó por muchos lugares, donde recogía los enanos para que guardaran sus recuerdos especiales”.
Un portavoz de conservación de carreteras galesas asegura que la familia puede ir a recoger esos recuerdos especiales a sus almacenes cuando quieran."
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