"La escena se produjo en Nueva York el pasado verano pero puede empezar a ser habitual en España en breve. Un hombre salió a la repisa de la ventana de su despacho, situada en un primer piso (a cuatro metros del suelo), a hablar por el móvil mientras se fumaba un cigarrillo, como hacía habitualmente. Mark Moody, un abogado de 40 años, fue reprendido por una patrulla de policía que pasaba por ahí, al creer que estaba a punto de saltar al vacío.
Los policías exigieron a Moody que se metiera en la casa y depusiera su actitud incompatible con la vida, a lo que el fumador se negó: “Sólo estoy echando un cigarrillo”, contestó. Los agentes ignoraron las protestas de Moody, subieron a la casa, agarraron al hombre por detrás, lo inmovilizaron y lo llevaron a un hospital psiquiátrico. Para atraparlo se montó un aparatoso dispositivo de seguridad, con tres ambulancias y cuatro coches patrulla.
Una vez logró convencer a los doctores que lo suyo no era suicidio (por más que fumar pueda considerarse un suicidio a cámara ultralenta), Moody volvió a su despacho para poner una demanda por 250.000 dólares a sus captores-rescatadores. El psiquiatra del hospital que lo atendió “tardó tres minutos” en diagnosticar la normalidad del sujeto y “pidió disculpas en nombre de la ciudad” a Mark Moody, según el interesado (...)"
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